¡Los críticos de teatro deberían trabajar más!
Esta enfática afirmación seguramente no será del agrado de los señores editores de periódicos que, por cierto, aunque de una manera restringida, son los únicos medios –junto con algunas revistas de ocio- que dedican espacio al tema. La televisión y la radio, salvo alguna excepción, no dedican ni un minuto a la crítica teatral de manera seria y continuada.
Considero que la crítica teatral, por imposición editorial (en la mayoría de los casos) o por incapacidad del crítico/a (en algunos casos), se ha convertido en, tan solo, crónica teatral, es decir en información de un tema de actualidad… y nada más.
Con las prisas y el poco espacio a que cada vez más se ven constreñidos los críticos, esas crónicas se convierten en tan solo unas líneas para ubicar al lector en lo que ofrece la obra en cuestión, ocupando en ello ¾ partes del espacio con apreciaciones literarias o históricas, sobre la trayectoria del autor o creador principal, o sobre la influencia de tal o cual sobre cual o tal. Y luego, generalmente en una titubeante y escasa última parte se encara el comentario del “trabajo escénico propiamente dicho”. Aquí suelen mencionarse los nombres de los protagonistas y alguno más, con un expeditivo adjetivo individual (un Fulano de Tal estupendo, apagado, estridente, convincente, muy creíble, olvidable, inaudible, histriónico, etc). Para el director, obviamente si es famoso o “incuestionable”: unas líneas generalmente unidireccionales, y, si sobra espacio, con suerte se menciona a los responsables de la escenografía, la música original o la iluminación.
Yo creo que no alcanza, que sirve para poco (quizás para los programadores de ayuntamientos que, en general, no mueven sus culos para ir a ver personalmente los espectáculos antes de programarlos).
Creo que no sirve para la formación del espectador anónimo y mucho menos para que el crítico forme parte importante de la comunidad teatral, para ser su interlocutor esperado y respetado.
Propongo (y ya veréis que me quedo corto): que los críticos tengan más trabajo, por lo tanto ganen más dinero, por lo tanto tengan la posibilidad concreta de hacerlo mejor.
La idea es que sobre cada espectáculo el crítico haga dos escritos: uno, previo al estreno (lo que hoy normalmente se llama previa, pero que nunca firma el crítico), en el que se hable de LA OBRA ESCRITA, de la literatura dramática en la que se basa el montaje, en el que se comente la trayectoria del autor, época en la que ha sido escrita o en la que suceden los acontecimientos del montaje; tendencia, intenciones, estrenos previos de la misma obra y sus resultados y/o eco social en escenificaciones anteriores, etc.
Es decir, un profundo comentario que ubique al espectador de una forma lo más objetiva posible frente a lo que va a ver en la escena a posteriori.
Luego del estreno (creo que los críticos nunca deberían ir al estreno si no a una de las primeras cinco funciones y sin avisar), vendría la que yo llamaría “verdadera crítica teatral” y es aquí en donde, creo humilde y respetuosamente, el crítico debería explayarse sobre el hecho escénico, sobre todo lo que ahora sucede a partir de la propuesta literaria del autor. Me refiero a asuntos como el trabajo y estilo interpretativo y creativo de los actores (haciendo seguimiento del proceso de crecimiento de aquellos que van destacando obra a obra); el análisis de la puesta en escena comparando el trabajo del director con otros suyos anteriores, sus intenciones, sus logros o no; evaluar la dramaturgia escénica (aquello que el autor no propone y que surge del trabajo conjunto de director y actores en el proceso de ensayos); una valoración lo más pormenorizada posible de las artes u oficios que componen el montaje: escenografía, vestuario, iluminación, música, banda sonora, efectos especiales, etc.
Pienso que esta forma de trabajar más completa fomentaría el teatro, las artes escénicas en general, permitiría que los críticos pudieran especializarse más en su tarea, llevaría a que su voz fuese más escuchada y ponderada en la profesión y, algo sobre lo que siempre insisto, ayudaría a la formación del espectador lo que indudablemente conseguiría un aumento de los espectadores en los teatros.
Fernando Griffell
És el més assenyat sobre aquest tema que he llegit en molt de temps.
ResponderEliminarFelicitats, Fernando.
Quim Noguera
Después de las teorías de la relatividad , del acelerador de partículas , donde han comprobado que los resultados son anteriores a las intenciones del investigador o que el observador forma parte de lo observado , o que los físicos declaran a una partícula hija de otra que aun no existe , y cuestionando así el mundo que creemos tan obvio , después de todo eso…
ResponderEliminarY con solo ejercitar la memoria histórica en biografías de Van Gogh , Philip K. Dick , Caravaggio, y tantos otros …me atrevería a afirmar que los críticos ,de cualquier modalidad, son presindibles , absolutamente prescindibles, individuos que , movidos por la frustración y la incompetencia de atributos para ejercer una actividad determinada , optan por la subjetiva y efímera labor de la crítica. A la pregunta ¿Qué quieres ser de mayor ,niño? ¿Alguien respondería, quiero ser crítico?
No quiero que trabajen más los críticos , quiero simplemente que se esfumen como la nieve en la primavera ,quiero que vuelvan al bricolaje casero y las barbacoas de domingo , muchos estaríamos agradecidos , no tantos aquellos que suelen engrosar sus bodeguillas y favores institucionales , con invitaciones de primera fila ,con fotocopias donde reza : reservado.
¿Los críticos? ¡al carajo! ¿Y sus artistas? ¡al carajo también!
Carlos J. Mendes
Hace tiempo que en los periódicos importantes es el editor el que determina la asistencia de su personal con fines críticos a un espectáculo. Habría que pedirles a los críticos que vayan a ver los espectáculos como personas espectadoras normales. Para que se hagan una idea de la cración escénica más en general.Aunque luego no puedan vender el artículo.
ResponderEliminarQue se hagan un blog y que allí publiquen sin la prisa profesional pero con criterio. Todos los profesionales sabemos que una crítica, si es favorable, es una gran publicidad no despreciable en estos caros tiempos. Nos sometemos gustosos a al riesgo de ser juzgados en público.
El dia que las "redes sociales" alienten a ir la teatro y consigamos llenos, los directores de los periódicos nos mandarán a sus críticos incluso pagando la entrada. Aquello de la corriente y Vicente...De momento solo están para, en ocasiones, acontecimientos de la escena oficial o muy comercial.
Gracias Fernando, muy bueno
ResponderEliminarJon del Vas
Creo que con la crítica teatral pasa lo mismo que con el mundo... todos hablan y opinan sin saber exactamente de qué hablan o sobre qué opinan. Ya que nos ponemos exigentes... ¿no tendría un crítico teatral que estar formado actoralmente para poder juzgar y calificar el trabajo de un actor y/o un director? Sería, a mi entender, un acto de responsabilidad y madurez que, sin duda, hoy en día escasea en este rubro como en tantos otros.
ResponderEliminar"Puedes matarme si quieres, pero no puedes juzgarme, porque no has visto lo yo he visto" Apocalypse Now.
ResponderEliminarEn mi opinión la función del crítico debe ser animar al público a ir a ver un espectáculo u otro, de otro modo se convierte en un ejercicio intelectual vanidoso, y de eso nuestro teatro tiene ya demasiado. Pero como se puede juzgar el trabajo de meses de un grupo? segun qué criterio? Por qué es mejor o peor "Hoy no me puedo levantar" que "Asufre" de la compañia Dei-Furbi, si ambas, a su nivel económico, requieren un esfuerzo de meses o años? Yo tengo mi criterio claro per es absolutamente distinto al de la mayoria del público (como es evidente en este caso), hace eso mi criterio mejor que el de mi madre?...
Creo que la crítica es tan relativa que, si tiene que existir que exista, pero ni caso!!!
Roger Zanuy
Tema largo y controvertido el de la crítica para abarcarlo en este espacio y, sin ser conocedora en profundidad, me atrevo a decir que deberíamos llevarlo al terreno de todas las artes.
ResponderEliminarComo considero que para los “medios de peso” (TV, diarios, etc) nada que no sea redituable importa y, a su vez, que no hay una ciencia exacta de la crítica, lo que nos queda a los consumidores de arte (teatro, cine, danza, literatura, etc) es dejarnos guiar por aquellas voces en las que confiamos (cada uno sabe), por el boca a boca y mucho por la intuición.
A los hacedores honestos, sobre todo los no comerciales, les queda confiar en nosotros, el público, como motores de difusión de sus artes, especialmente en los que militamos para conseguir más y más concurrentes a los teatros, museos, bibliotecas, etc.
A los críticos, como los hay de toda especie, que hagan su trabajo lo mejor posible (lo de Fernando puede ser un buen instructivo), pero eso es tan relativo que me parece mejor seguir tomándolos con pinzas…
Saludos desde Buenos Aires/Argentina y SUERTE! para La Casona y su blog
Leonor